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miércoles, 4 de septiembre de 2013

Los ganadores y perdedores del paro agrario en Boyacá


Los ganadores y perdedores del paro agrario en Boyacá

Los ganadores y perdedores del Paro Agrario
Tal vez por primera es la historia del país, los campesinos tuvieron 'en jaque' al Gobierno.

Lo más importante fue haber puesto al país a hablar en torno a una política agrícola.

Ni siguiera la guerrilla, que en Cuba adelanta conversaciones de paz con el Gobierno nacional, había logrado despertar la atención de los colombianos en torno a la necesidad de un pacto nacional por el agro.
Ese es, tal vez, el logro más importante alcanzado por los campesinos boyacenses, que durante 12 días paralizaron a medio país en un paro que no tiene antecedentes en la historia.
Según ha explicado el propio Gobierno, el ‘pacto nacional por el agro’ contemplaría la reducción de precios de los fertilizantes, la importación directa de agroquímicos para evitar el sobreprecio que generan los intermediarios, una lucha sin tregua contra el contrabando y aumentar el presupuesto del agro para los próximos años.
Pero, aunque la jornada de protesta logró sintonizar al país y al Estado en torno a la necesidad de construir una política agraria y rural, las propuestas que hasta ahora se han concretado en la mesa de negociaciones que se realizan en la Curia Arzobispal de Tunja, no satisfacen mínimamente las aspiraciones de miles de campesinos que durante casi dos semanas bloquearon vías y se enfrentaron a la Policía.
Es por esa razón que César Pachón, indiscutible líder de la protesta, ha manifestado en varias oportunidades que lo que en realidad hubo con el acuerdo del viernes con el Gobierno es un receso, pero que el paro continuará, porque ya en otras oportunidades a los campesinos los han hecho levantar con promesas que nunca se cumplieron. “Que se mantengan alerta a la orilla de las vías para saber qué paso debemos seguir”, les ha pedido Pachón a los labriegos.
Pachón y los demás líderes del sector agrario se mostraron inseguros e inexpertos en la negociación con el Gobierno, pero ellos son los grandes ganadores del paro agrario, aunque les falta concretar muchas propuestas para llenar las expectativas de quienes les dieron esa vocería.
Con los cacerolazos y la solidaridad nacional y mundial, ganan los campesinos y gana Boyacá porque muy pocas veces en el país una causa generó tanto respaldo, que también se manifestó en columnas de opinión y mensajes en redes sociales.
Los expertos y columnistas de opinión han dicho que ese respaldo y esa solidaridad se deberían canalizar para otras causas en favor de Boyacá, pero esa parece una propuesta difícil de concretar, porque en esta oportunidad confluyeron factores que muy posiblemente no se repitan.
Con las negociaciones que permitieron levantar los bloqueos también ganó monseñor Augusto Castro Quiroga, arzobispo de Tunja, quien mostró una gran capacidad de liderazgo y de mediador.
Aunque en redes sociales algunos han cuestionado el papel cumplido por el Gobernador de Boyacá y el Alcalde de Tunja, ellos fueron protagonistas y cumplieron a cabalidad su misión de ser garantes, que según el diccionario significa precisamente ‘que garantiza una cosa o avala algo o a alguien’.
Los dos gobernantes también estuvieron a la altura de la circunstancias, fueron mesurados y prudentes, en la mesa y ante los medios de comunicación.
Perdieron la academia, gremios y los congresistas del departamento
El Gobierno nacional ganó y perdió. El presidente, Juan Manuel Santos, estuvo 'en el ojo del huracán' durante dos semanas y fue objeto de críticas y comentarios desobligantes, principalmente en redes sociales.
Gran parte de los cacerolazos fueron de respaldo a los campesinos, pero en contra de su gobierno y, sobre todo, de las políticas agrarias.
Muchos de los representantes del Gobierno fueron absolutamente torpes en la mesa de negociación e increíblemente ni siquiera tenían cifras o datos del sector agrario, cuando entre ellos estaba el Ministro de Agricultura.
Pero Santos también ganó porque cuando aumentaron las protestas en todo el país y la situación parecía insostenible, 'tomó el sartén por el mango' otra vez, habló duro e impuso la autoridad.
La alocución presidencial del viernes logró asustar a los manifestantes, que de inmediato dieron la orden de levantar los desbloqueos, cuando todavía no se habían concretado propuestas del Gobierno. En ese tema los manifestantes fueron bastante flexibles y generosos.
También perdió la academia, que parece totalmente desvinculada de los procesos sociales. Con tantas universidades y programas académicos de Boyacá, directivos, profesores y estudiantes podrían haber prestado apoyo técnico a la mesa para que tuviera elementos rigurosos de análisis y propuestas de solución.
Los congresistas de Boyacá son, tal vez, los peor librados, porque estuvieron ausentes.
Seis días después de iniciada la protesta se dieron cuenta de la magnitud del problema que había en Boyacá y reaccionaron, pero no lograron nada diferente a un tuit del Presidente.
La Policía, el Esmad y los vándalos, entre los peor librados con el paro
La imagen de la Policía sufrió el peor revés de los últimos años. Fue su reacción violenta y los desproporcionados operativos de represión contra los campesinos lo que generó el ‘cacerolazo’ nacional y la solidaridad de toda Colombia, manifestada en redes sociales.
Sobre esa demostración de fuerza, monseñor Augusto castro Quiroga le dijo a Todelar: “Nos dolió profundamente, en el alma, la agresión contra los campesinos, porque Boyacá ha sido un departamento de paz, de gente sencilla, buena, trabajadora, llena de fe, un departamento donde las relaciones humanas son muy espontáneas, muy sencillas, todos se conocen. Con la llegada del Esmad todos quedaron traumatizados. Hubo exageraciones, sin duda”.
El escuadrón Móvil Antidisturbios de la Policía es hoy objeto de muchos cuestionamientos en el país y sus actuaciones, evidenciadas en fotografías, videos y testimonios, están siendo analizados por comisiones de Derechos Humanos, por la Fiscalía y la Procuraduría.
Incluso en el Congreso se realizará un debate para demostrar sus excesos.
Pero también obtuvieron ‘una mala nota’ muchos estudiantes y personas que se valieron de las protestas para protagonizar actos de vandalismo contra establecimientos comerciales e inmobiliario urbano.
Los personeros de casi todas las ciudades perdieron el año al no defender a sus comunidades de los excesos de la autoridad y muchos alcaldes fueron inferiores a su compromiso y deber de mantener el orden en sus jurisdicciones.
REDACCIÓN BOYACÁ 7 DÍAS

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